En este mundo tan tecnológicamente dinámico, en donde las
transformaciones están a la orden del día, el denominado “talento
estructural” (el de siempre) ya no funciona tan bien como el “talento
conyuntural”. Este último se adapta fácilmente a los cambios, es
impulsor y creativo, posee genialidad y representa fielmente a la
persona vistiéndola de su propia identidad.
El talento coyuntural es casi
infinito; si lo mantenemos vivo no se agota y no se puede igualar al
“conocimiento”; de hecho, va mucho más allá, pues no se crea, sino que
se genera. Es precisamente ese el gran reto de los departamentos de RR.HH.
obsoletos (con perdón), generar talento coyuntural.
Esta es justamente la parte más complicada de lograr cuando hablamos
de captar personas con talento, o incluso cuando hay
que desprenderse de él, pues muchos siguen pensando que
los cuestionarios y los test psicotécnicos son imprescindibles, que lo
que se diga en la entrevista es lo más importante, que las horas extra
ya son una constante asumible y que cualquier idea tuya le pertenece a
la empresa.
Desde luego son malos tiempos para encontrar, y sobre todo para
retener, el talento. Pero lo que sí está claro es que sin él, será
difícil sobrevivir a la situación actual… La mala noticia es que los
profesionales de RR.HH. (en su mayoría) siguen pasivos y adoptando
posturas sumamente defensivas y más que alineadas con las obsoletas directrices de siempre. Dicho de otro
modo, malos tiempos para proponer cambios.
En conclusión, la transformación viene desde adentro y desde
“arriba”, paso previo para la transformación externa.
La forma de captar talento no cambia, si no cambias tú previamente
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